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Estimados colegas y amigos, este es el Blog creado por la Coordinación de Educación Física del CEIP-Paysandú, para que todos podamos compartir experiencias, noticias y proyectos. Esperamos su participación. Gracias


viernes, 30 de julio de 2010

Encuentro de Miniatletismo en la Escuela 107.

En una hermosa tarde, se realizó en la Escuela Nº 107, un espectacular encuentro de Mini Atletismo, con la participación de mas de 150 niños de las escuelas 3, 13,101 y la anfitriona. El comportamiento fue ejemplar. A todos ¡¡¡FELICITACIONES!!!

viernes, 23 de julio de 2010

La Actividad Física y el Entrenamiento Físico en los Niños Obesos

Autor:Oded Bar - Or.
FACSM Professor of Pediatrics, Director of «Children's Exercise and Nutrition Centre», McMaster University and Chedoke Hospital Division, Hamilton, Ontario, Canadá.


RESUMEN
La obesidad es el desorden crónico más común entre los niños y los adolescentes de los países industrializados. En los Estados Unidos, no menos del 25% de los niños pueden considerarse como obesos, y la incidencia de la obesidad en la niñez parece más alta en los grupos socioeconómicos más bajos. En contraste, en los países en vías de desarrollo, la obesidad es considerablemente alta entre los bien nutridos, de los estratos socio-económicos más altos. Al hacer la comparación con las décadas de los '60 y los '70, la incidencia de la obesidad en los jóvenes va en aumento. Aunque el patrón de transferencia de la obesidad en la niñez a la edad adulta no es bueno, una persona que fue obesa durante la niñez tiene más alto riesgo de ser un adolescente obeso y un adulto obeso, que aquel que puede tener una persona que fue delgada durante la niñez. Los niños y los adolescentes obesos tienen un riesgo excesivo de hipertensión y anormalidades en el perfil de las lipoproteínas y de los lípidos séricos. Por ejemplo, en un estudio realizado por Becque y cols., la gran mayoría de los adolescentes tuvieron 3 o más factores de riesgo coronario, sumados a la obesidad. Sin dudas, la obesidad juvenil representa un desafío a la salud pública, y su prevención y control son de gran importancia.
Tradicionalmente, los programas de control de peso para los chicos, se concentraron en dietas de bajas calorías. Se le prestó menos atención a la utilización de un mayor gasto energético. Aunque la combinación de dieta, ejercicio y las modificaciones del comportamiento (del chico y de sus padres) puede producir el mejor beneficio a largo plazo, uno debe entender el rol específico que juega cada una de estas modalidades en el manejo de la obesidad juvenil. El propósito de esta revisión es la de subrayar la relación entre la hipoactividad física y la obesidad juvenil, y discutir algunas características específicas del ejercicio como una modalidad terapéutica.

Actividad Física Habitual de los Niños y los Adolescentes Obesos
Hace ya más de 50 años, Bruch demostró que los Chicos obesos, habitualmente, son menos activos que sus pares no obesos. Esto ha quedado confirmado en estudios subsecuentes. En contraste, algunos autores no hallaron que los obesos fueran menos activos. Una justificación para esta discrepancia es la manera en la cual se ha reportado el gasto de energía: algunos de los autores que hallaron que los obesos gastan tantas calorías como los individuos delgados, calcularon el gasto de energía en términos «absolutos», sin la corrección por mayor masa corporal, o por masa libre de grasa (o masa magra), en los obesos. Por ejemplo, Waxman y Stunkard, hallaron un menor grado de actividad (al ser evaluada por un observador) entre chicos obesos, que entre el grupo de hermanos/hermanas normales, pero no hallaron diferencias intergrupales en gastos absolutos de calorías. Sin embargo, al hacerse la corrección por masa corporal, uno podría concluir que los chicos obesos tuvieron un gasto de energético menor.
Se ha demostrado una fuerte correlación entre la incidencia de la obesidad y el hábito de ver TV. En un muestreo de carácter nacional, las probabilidades de los chicos y los adolescentes de los EE.UU. de volverse obesos se incrementó en un 2% por cada hora semanal dedicada a ver TV.
Los estudios de corte transversal antes mencionados, sugieren realmente una fuerte relación entre la obesidad y la hipoactividad; pero es la hipoactividad «la causa» de la obesidad?


Efectos Específicos del Entrenamiento
El entrenamiento aeróbico induce cambios no específicos en los niños obesos, tales como un incremento en la potencia aeróbica máxima, una disminución en la frecuencia cardíaca submáxima y de reposo, y en la ventilación minuto submáxima. El propósito de esta sección es describir varios cambios inducidos por el entrenamiento que son «específicos de los niños obesos»,

Modificación de la Composición Corporal: Generalmente, los cambios porcentuales en la grasa corporal, luego de un programa de ejercicios de corta duración (2-3 meses) son pequeños, y a menudo comprendidos dentro de los métodos erróneos para evaluar la composición corporal. Hay poca información disponible con respecto a intervenciones más prolongadas. Un programa de ejercicio aeróbico moderado de 2 años, en niños obesos dio como resultado una disminución de un 30-40% en un índice de adiposidad. En otro estudio, programas de entrenamiento de 15 y de 29semanas, fueron acompañados por una leve disminución (2,53 y 3,14%) en la grasa corporal de adolescentes femeninas. Ambos estudios se realizaron sin intervención dietaria.

Cambios en el Apetito.
Un mito popular sugiere que el ejercicio no es efectivo para controlar la pérdida peso a raíz de sus efectos estimulantes del apetito. Varios estudios que se han referido a este tema han producido los siguientes resultados. Por ejemplo, un programa de 4 meses de 1-2 clases extras de Educación Física fue acompañado por una disminución de un 12% en el consumo de calorías, en niños excedidos de peso de 8-10 años de edad. Aquellos que tuvieron 2 períodos extras por semana mostraron una mayor disminución en el consumo de calorías que aquéllos que tuvieron sólo 1 periodo extra. Estudios hechos con animales han demostrado que el incremento en la intensidad del ejercicio resulta en la supresión de la ingesta de alimentos.

Cambios Bioquímicos.
Los cambios bioquímicos inducidos por el entrenamiento son evidentes en el metabolismo de los lípidos, los carbohidratos y de las proteínas. La concentración de insulina en el plasma se ve incrementada en la obesidad, y la secreción de insulina en respuesta a la glucosa endovenosa también se ve incrementada en los niños obesos, siendo este incremento dependiente del grado de obesidad. El entrenamiento físico causa una disminución en la concentración de insulina en el plasma, un incremento en la sensibilidad receptora para la insulina, y una más elevada tolerancia a la glucosa. Por ejemplo, luego de 6 semanas de entrenamiento aeróbico, niños obesos de 14 años de edad tuvieron una reducción en la respuesta de la insulina a la sobrecarga de glucosa.
Frecuentemente, el perfil de los lípidos en el plasma es anormal en los casos de obesidad juvenil. Los niños obesos tienden a tener niveles anormalmente altos de triglicéridos séricos (TG), altos niveles de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), elevados niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL), y bajos niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL). Los resultados son más alentadores en los niños obesos. Un programa escolar controlado de 2 años (20min de carrera, 7 días por semana), en niños obesos de 11 años de edad, indujo una disminución del 27% en los TG séricos en las niñas, pero no en los niños, una disminución del 36% y del 46% en los ácidos grasos libres de las niñas y los niños, respectivamente, y un incremento del 19% y del 16% en HDL (primer dato para las niñas y segundo dato para los niños), pero no hubo cambios en el colesterol total.

Cambios Hemodinámicos.
Frecuentemente, la tensión sanguínea arterial en reposo es alta en niños obesos. Ha quedado demostrado que el entrenamiento aeróbico induce a una disminución tanto en la tensión sistólica como en la diastólica en dichos pacientes. La disminución en la tensión diastólica y sistólica es mayor, en aquellos pacientes cuya tensión sanguínea anterior al tratamiento, es la más alta.

Efecto sobre el Metabolismo Basal o de Reposo.
Desde hace mucho tiempo se sabe que la restricción dietaria reduce la tasa metabólica basal. Varios estudios en adultos intentaron encontrar si la adición de ejercicios puede contrarrestar el efecto recién mencionado, producido por dietas con bajas calorías. Hasta ahora, los resultados no han sido concluyentes, como ha quedado sentado luego de la revisión de Poehlman y cols. No hay estudios disponibles sobre niños, respecto a este tema.

El efecto del entrenamiento sobre la actividad espontánea y el gasto total de energía
Una pregunta importante con respecto a la eficacia de la intervención del ejercicio es si los componentes del gasto energético, tales como el metabolismo basal o el efecto térmico del alimento, podrían ser modificados por dicha intervención. Igualmente, se podría alterar la «actividad espontánea» de un niño a través de un programa de entrenamiento regimentado?

Actividades recomendadas
Por lejos, sólo el ejercicio es el componente más flexible de la ecuación del balance energético. Un chico de 35kg, cuyo gasto energético es de 2kcal/día puede incrementarlo en un 10-15% a través de 40-50min de actividades aeróbicas. Semejante incremento, manteniendo un consumo energético constante, puede dar como resultado la pérdida de aproximadamente 1kg de grasa en un período cercano a 1 mes. La elección del ejercicio ideal será aquel que imponga un alto gasto de energía, con un énfasis en la cantidad de ejercicio más que en su intensidad. Es importante explicarle al niño y a sus padres que caminar 1km es tan efectivo como correr 1km, siendo la única diferencia que de la última manera se emplea menos tiempo.
Al planificar una prescripción de cierto gasto energético, uno debería considerar el peso corporal del niño, y no meramente adoptar programas orientados para adultos. Por ejemplo, el Colegio Americano de Medicina del Deporte ha establecido que «se sugiere que los programas llevados a cabo al menos 3 días por semana, con una intensidad suficiente como para gastar aproximadamente 300kcal por sesión son sugeridos como el nivel umbral para la pérdida de peso corporal total y pérdida de peso graso». Sin embargo, dicho régimen es inapropiado para los niños porque está basado sobre estudios realizados a personas de 70-75kg. Es más probable que un niño, cuya masa corporal sea sólo de 35 kg, necesite el doble de actividad para poder gastar semejante cantidad de energía. Mientras que el propósito primario de un programa es mejorar la composición corporal, también se debería promover la aptitud física como para que el niño sea capaz de ejercitar durante más tiempo, y así pueda seguir incrementando el gasto energético.
A menudo, los niños obesos muestran poco interés por los programas de entrenamiento físico. Consecuentemente, luego del cese de la supervisión de las actividades, a menudo retornan a sus % de grasa corporal anteriores al periodo de ejercicio. Este poco interés, tal vez se deba al hecho que, al compararlos con los niños no obesos, el ejercicio entre los obesos impone un mayor esfuerzo físico, lo cual podría hacer que el ejercicio se vea como algo más difícil y poco placentero.
Los aspectos motivacionales son de gran importancia al desarrollar un programa de ejercicio para niños obesos. Siempre se debería tener presente que los niños obesos, a menudo, poseen una falta de confianza en sus capacidades físicas, y que se inhiben cuando se les demanda que se ejerciten mientras que otros estén observando. Por lo tanto, un programa debería estar diseñado para fortalecer la autoestima, y debería estar acorde a las capacidades de cada niño, como para que el/ella experimenten la sensación del éxito. Además, las actividades deberían ser divertidas y placenteras. Estas consideraciones son especialmente importantes cuando se introduce, por primera vez, a un niño en el programa.

CONCLUSION
El ejercicio y la actividad física cumplen un rol definido en el manejo de la obesidad juvenil, particularmente cuando están en combinación con modificaciones nutricionales y de comportamiento. Aparte de los efectos sobre el peso del cuerpo y sobre el % de grasa corporal, se puede preservar la masa de tejido magro, que es algo muy importante de considerar en los chicos en crecimiento. El metabolismo de los carbohidratos se ve normalizado, y puede haber una mejoría en el perfil de las lipoproteínas. Las actividades físicas prescriptas deben ser factibles de disfrutar, y ajustadas a los gustos y a los rechazos de los chicos. Los mayores desafíos hacia el futuro son cómo hacer penetrar la motivación y cómo inducir cambios duraderos.