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viernes, 8 de abril de 2011

Golosinas, imposible prohibirlas, mejor dosificarlas

Analía Martín
Lic. Nutrición
www.alimenta.com.uy

"Por favor no le den caramelos", "preferimos que tome agua y no bebidas y, que no consuma caramelos antes de una comida". Para ciertos papás, esas frases les son cotidianas. Es que son muchos los que se interesan en que sus hijos reciban una correcta educación de hábitos alimentarios. Y -por eso- deben repetir a diario que no quieren que sus hijos consuman golosinas, snacks o bebidas azucaradas. Por otro lado, también es común ver niños de un año, incluso menos, con mamaderas llenas de bebidas con azúcar, o comiendo papitas chips u otras golosinas: un sinfín de alimentos de pequeños tamaños y colores, elaborados industrialmente a base de azúcar, aditivos, saborizantes y colorantes y que tienen a los niños como sus principales destinatarios.


Impacto en la salud

Las golosinas comparadas con una comida habitual tienen incrementada su densidad energética, en especial la proveniente de las grasas y los hidratos de carbono y, a su vez, son deficientes en otros nutrientes.

Por tal motivo es que el abuso de estos productos trae consecuencias desfavorables como:

Caries: ya que contienen en su mayoría azúcares refinados que favorecen el desarrollo de los microorganismos que atacan la placa dentaria.

Inapetencia: la falta de apetito cuando llega el momento real de la comida es habitual cuando el niño los consume a voluntad, sin control de un adulto.

Alergia: favorecer reacciones alérgicas y/o erupciones en la piel en niños pequeños o más susceptibles debido a que contienen aditivos que dan color, sabor y aroma.

Sobrepeso: como, en general, son productos con demasiadas calorías y además si se consumen sobre una cantidad de calorías diarias ya suficientes, pueden producir aumento excesivo de peso. La combinación de su consumo con la falta de ejercicio físico, puede ser aún peor. Debe evitarse el hábito de ver la tele comiendo simultáneamente algún tipo de golosina o snack.

Atragantamientos: los caramelos duros y de superficie resbaladiza son riesgosos porque pueden alojarse en la garganta y producir un atragantamiento. La comida es un acto que requiere atención y evitar distracciones. Los niños no deben correr, lloren o hablar con comida en la boca.

Industria vs. necesidades

En el consumo de golosinas infantil se da una fuerte tensión entre la industria que las produce y las necesidades nutricionales del niño. Colores, sabores, formas, envoltorios y personajes diferentes son herramientas de la industria para aumentar sus ventas y ganancias.
El poco tiempo de los padres, a lo que se suma la necesidad de delegar tareas en la educación de los hijos hace muchas veces que la educación alimentaria no sea la adecuada. Debemos conversar claramente con la persona a la que deleguemos el cuidado de nuestros hijos sobre la importancia de los hábitos alimentarios que queremos fomentar en ellos.
En vez de darle al niño alimentos que contienen pocos nutrientes, mucha azúcar o sal, debemos ofrecerle opciones más saludables: una fruta, que contiene azúcares naturales, además de fibra y vitaminas; nutrientes que los niños necesitan.

Se deben evitar las gaseosas y otras bebidas azucaradas. El consumo de los mismos no sólo causa la erosión del esmalte de los dientes debido a la acidez sino caries debido al alto contenido de azúcar.

Un vaso de bebida de 350 CC contiene el equivalente a 10 cucharaditas de azúcar y 150 calorías. En algunos países ya se ha demostrado que su consumo está asociado con el aumento de la obesidad infantil y también se comprobó déficit de calcio al sustituirse la leche por dichas bebidas.

Entonces: elegí lo que le das a tu hijo. A medida que crezca tendrá tiempo de seleccionar o elegir qué es mejor para él; pero hoy somos los padres, abuelos, familiares y personas a su cargo quienes debemos educar sobre la mejor manera de alimentarlo.

Es importante que las estrategias preventivas para atacar estos problemas comiencen en los primeros años de vida, pero aún hace falta conciencia de todos para no ofrecer estos alimentos a niños de edades muy tempranas; ya que si es así estaremos brindando mensajes contradictorios. Hoy se las ofrecemos (con el mensaje de "un día no le va a hacer nada") y mañana trataremos de quitárselas.
Prevengamos un problema de futuro, educar es la clave.

¿Prohibirlas?

A las golosinas no hay que prohibirlas. Pero sí ser estrictos a la hora de consentirlos con ellas. Se puede pactar un número de golosinas máximo a la semana y tratar de que el niño comprenda que son para momentos justificados (cumpleaños, fiestas, fines de semana). Cuando las consuman, debemos evitar el "picoteo continuo", es mejor agruparlas y permitirlas como postre de una de las comidas principales. Y nunca olvidar un buen cepillado de dientes para después.

Si el niño es menor de dos años, no es recomendable que consuman este tipo de alimentos, sobretodo si contienen chocolate. Entonces, es imprescindible una educación que enseñe a los niños a comer más frutas, verduras, cereales y lácteos; alimentos que les aporten los nutrientes adecuados para un crecimiento ideal.



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